jueves, 26 de julio de 2007

Surrealismo

Veo una mujer deslumbrante en el andén. Deslumbrante, en la oscuridad de la estación, sosteniendo un bolso marrón graciosamente delante suya con las dos manos, y mirando a algún punto del extremo del tren. Sin dejar de mirar, comienza a alejarse hacia el extremo contrario. El reloj que cuelga sobre su cabeza la sigue, así como el banco que hay detrás. Al principio lento, pero luego rápido. Se desplaza, pero no se mueve. Sigue mirando al impasible infinito impasible desde las imposibles profundidades de su mundo apasionado.
El propio túnel de la estación se mueve atraído por ella, hasta que ya no queda estación y sólo túnel oscuro, de una sola vía. Y cuando ya no queda más túnel, los postes corren desesperados a encontrarse con ella, arrastrando los cables. En el fondo, los coches, algunos corren más deprisa, otros más lentos. Los edificios, los que están cerca del tren corren muy deprisa. ¡Da vértigo! Y los que están más lejos van más lento, pero van. Entonces una voz dice por el altavoz "Próxima parada que se acerca: San Andrés, Next stop approaching, San Andrés". Y San Andrés, que se acerca corriendo, comienza a frenar y se para a curiosear el tren. Y todos los edificios, postes, cables, personas, coches... dejan de perseguir a la chica del bolso. Entonces, por la otra vía, un tren regional aprovecha el despiste de los demás y pasa al lado del cercanías, recuperando puestos a una velocidad endiablada. San Andrés primero, y todos los demás luego, se espabilan, y se lanzan a la persecución del regional. Al final, la ciudad de Málaga al completo sobrepasa mi tren, que se vuelve a contemplarla por última vez.
Y más allá de Málaga, el polígono, campos, más campos, el aeropuerto. Sólo un avión logra escapar a la atracción de la chica del bolso. Levanta el vuelo, aleteando hasta convertirse en un punto perdido en la nube de contaminación. La libertad de volar (a menos que sea uno de los vuelos de la CIA, en cuyo caso te lo has buscado tu solito).
Cada vez, todo es más oscuro, y el mundo se hace menos y menos real. Al final todo ennegrece.
La chica del bolso marrón sigue en el andén, mirando al infinito, pero el reloj marca cuatro horas más tarde. En mi mano tres papeles: "Sanción de 5.50 €. Motivo: Abono irregular. A pagar antes de 15 días".

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