miércoles, 28 de noviembre de 2007

Inacabado

La perfección nunca puede ser alcanzada si algo no es ideal, y algo sólo es ideal mientras no sea real. Sólo aquello que está en nuestras mentes, nuestros proyectos, nuestros sueños o deseos, pueden ser perfectos.
Aquella historia que nunca fue... pero pudo haber sido perfecta. El viaje perfecto que nunca hay ni tiempo ni dinero para realizar. Por qué no decirlo, la mujer perfecta que nunca aparece, o si aparece está tan lejos que sus palabras no suenan desde esa distancia. La obra perfecta que nunca hay agallas de realizar, y en la que se acaban perdonando los defectos, ocultos en la sombra del "sólo los veo yo porque conozco todos sus detalles"...
La perfección. La perfección inalcanzable. La perfección de lo ideal. La perfección de lo inexistente. La perfección de lo inacabado.
En resumen, la perfección de lo inútil.... la inútil perfección.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Poder

Poder, esa es una de las grandes ambiciones del hombre, o de muchos de los hombres. Conseguirlo no es algo difícil. Sólo hay que darse cuenta de que se tiene, y ejercerlo.
Hoy gran parte de la humanidad vive en completa libertad, para pensar y decir lo que se quiera e incluso para hacer, siempre que no invada la libertad del vecino. ESO ES PODER.
Poder no es sacrificar la vida de uno mismo para dominar a los otros. Tantos tiranos dedicaron su vida a ser tiranos que murieron sin haber sido nunca persona. Nadie los recordará por sus buenos momentos, por sus recuerdos más alegres, por sus juergas ni por su primer amor. Quizás nunca vivieron eso. Se los recuerda por ser tiranos, por la sangre derramada, por el odio. Eran tanto ejecutores como víctimas de su propia ley. Una persona que no puede controlar su propia vida, carece de todo poder.
El verdadero poder, la fuerza que impulsa a la humanidad en la dirección del progreso -y sólo hay una dirección hacia el progreso- es aquel que ejercemos con nuestro día a día las personas libres. Aquellas que sabemos lo que queremos, sabemos lo que quiere la humanidad, y sabremos encontrar una forma de aportar algo a esa humanidad y cambiarla en beneficio propio. Unos estudiaremos y seremos ingenieros, médicos o abogados. Otros serán los barrenderos que mantengan limpias las ciudades, los fontaneros que eviten que nos trague el agua o los obreros que levantarán toneladas hacia el cielo. Cada uno haremos nuestra parte y lo haremos bien, porque sabemos lo que la sociedad necesita de nosotros y y lo que nos puede dar. Siendo humanos libres, la humanidad será lo que nosotros queremos que sea.
Ningún régimen dictatorial, ningún fanatismo ideológico, o religioso, ninguna doctrina absolutista, fascismo de izquierdas o de derechas, iguala el poder del individuo libre.
Podrán aplastar con sus tanques y sus guillotinas al individuo libre, sí, pero nunca superarán la prueba del tiempo. Las doctrinas se olvidan, pero la libertad es algo profundamente enraizado en nuestra naturaleza humana. Nunca quitarán esa idea de nuestra cabeza igual que nunca olvidaremos que tenemos dos ojos para ver la verdad, dos pies para avanzar por nuestro propio camino y dos manos para defender nuestra libertad.
Nosotros somos la generación que hereda el mundo en un momento en que la libertad de pensamiento está en entredicho. Debemos recordar el poder que reside en cada uno de nosotros. Somos los individuos comunes. Nuestro número comparado con el de los que ejercen el gobierno es, sin embargo, descomunal. Más les vale andarse con ojo.
Nosotros, todos los que pertenecemos a nuestra generación, dominamos el mundo. Cada uno de nosotros lo hace. No hemos tenido que ser Hitlers ni Stalines para que todos los días, millones de personas trabajen para nosotros. En todo caso, hemos tenido que trabajar un poco nosotros mismos, y encima nos han pagado por ello...
Y a diferencia de cualquier otro poder, el nuestro es mayor cuanto más compartido esté. Difundamos la palabra, contagiemos a los demás.
LA LIBERTAD ES PODER, EL PODER SOMOS NOSOTROS.

Dinero

Yo quiero dinero, mucho dinero. Tanto como pueda conseguir y aún querré más. Y no lo quiero por codicia, no quiero dinero para guardarlo y mirarlo, sino para gastar, gastar y gastar. Y seguir gastando.
Y aún cuanto más tenga, más querré. ¿Por qué lo sé? Porque veo que los que más tienen más quieren. ¿Por qué? Porque cuanto más ganan, mejor saben lo que el dinero les puede dar, y por eso quieren más. Por eso, yo quiero tener mucho dinero.
Derrochar, gastar, vivir, la fiesta, el lujo, la comodidad y luego seguir derrochando. El dinero no es droga, sino la metadona de los que persiguen el poder, la fama, la importancia. No hay fanatismo, locura, sed de poder, y tantos otros males, que el dinero no pueda paliar. Quemando billetes se apagan los mayores incendios.
No nos engañemos, el dinero sí da la felicidad. Podrán haber otros caminos a la misma felicidad, pero el dinero es uno de ellos, derrochado en la medida necesaria. Porque todo tiene un precio, y si me puedo permitir ese precio, entonces tendré todo lo que quiera, y podré ser feliz.
Y quien tiene y no es feliz, es porque no sabe aprovecharlo.


Y me lo debería dar a mí.