sábado, 29 de septiembre de 2007

Caminos: Intro

Las nubes parecían muy bajas. Pasaban veloces delante de la luna llena, cubriéndola a veces por completo, para volver a descubrirla tras un velo de vapor y rodeada de un halo fantasmagórico. Me paré y dejé la maleta en el suelo, y me quedé de pie mirando el cielo.
Era uno de esos momentos de agradable soledad de los que no iba a disfrutar en mucho tiempo. En apenas cinco horas estaría rodeado de gente de cuya existencia no tenía noticias todavía. Pero en un par de días serían como personas conocidas de toda la vida, y estaríamos sorprendidos por cómo la vida había cruzado nuestros caminos.
Los últimos grillos del verano cantaban, sus cantos confundiéndose con los silbidos del viento de levante. Apagué el iPod; aquel momento tenía su propia música.