martes, 13 de enero de 2009

Un día de ira

Primero, las buenas intenciones amanecen, los pensamientos limpios llenan el estómago con el desayuno. Pero al otro lado de la puerta, las cuentas cambian, los números son otros, las ecuaciones rigen otra realidad.

Un frío infernal arropa los primeros brotes de descontento. En el banco de la estación, media hora se marchita, regada con el agua poluta de la ineptitud humana.

El estrés nace en la ciudad; cuyas venas colapsadas de eritrocitos humeantes llenan los alveolos de gases venenosos (en pequeñas cantidades, intoxicación tántrica a cámara lenta).

La espada del cansancio se levanta contra toda la mente. Aliados los malentendidos, la incomprensión de los incomprensores sistemáticos, y los descuidados descuidados en la ocultación cuidadosa de sus descuidos; la invasión de toda realidad es inminente. El imperio del hartazgo expande sus fronteras.

Llega la noche, la oscuridad ilumina el día de ira que ha pasado. Aún los últimos coletazos del animal están pendientes. Espectaculares sucesos se avecinan, este animal aún puede dar mucho de sí, y promete impresionantes trucos. Tiempo al tiempo... aunque no quede mucho, porque se acaba este gran día.

lunes, 5 de enero de 2009

Un bocado de libertad

Algo disparó su alarma, algo que despertó lo que quedaba de su alma. Un suspiro de sabor, encerrado en aquel dulce; un sabor dulce que tenía el aroma de algo del pasado. La textura, la suavidad del bizcocho, suavemente acariciando partes de su memoria que no mostraban ninguna identificación. Recuerdos lúcidos, recuerdos milagrosamente frescos, como recién salidos del horno. Su mente se columpiaba, entre el pasado y el presente, empujado por el sabor. Y cada vez que el columpio le llevaba al pasado, conseguía ver un fotograma borroso de lo que representaba aquel recuerdo, pero no alcanzaba a entenderlo. Felicidad, nostalgia, pasado, presente... ¡futuro! Tragó el bollo, consciente de que en su inconsciente se escondía ese recuerdo, que en los próximos minutos sería nuevamente olvido.

sábado, 3 de enero de 2009

El pen-drive humano

Las moléculas de ADN contienen información... ¿pero cuánta?
Las moléculas de ADN tienen la famosa estructura de doble espiral, estando esas dos espirales unidas por escalones consistentes en pares de moléculas. Estas moléculas sólo pueden ser de 4 tipos: adenina (A), cytosina (C), guanina (G), y thymina (T). Hasta aquí la biología.
Empecemos con la tecnología. Cada escalón contiene dos símbolos (codificados como A, T, G ó C). Al haber 4 símbolos, cada uno contiene dos bits de información (dos bits codifican 4 posibles estados: 00, 01, 10 y 11). Por lo tanto, en cada escalón, se pueden guardar 4 bits de información. Sabiendo que se estiman unos 3000 millones ( 3 * 10^9 ) escalones por cada célula (sumando todos los escalones de todos los cromosomas; algún biólogo que me corrija si me equivoco), tenemos una capacidad de 12 * 10^9 bits; o lo que es lo mismo, alrededor de 1.4 GB. Luego en una sóla célula de nuestro cuerpo, se pueden almacenar 1.4 GB de información (algo más que 2 CD's). Con cuatro células, se pueden guardar los datos de un DVD (y aún sobra espacio).
Ahora bien, estimando el número de células en el cuerpo como 1*10^13 (todos estos datos los he buscado en google. Este lo he exagerado a la baja), tenemos una capacidad total de alrededor de 1.4*10^13 GB; es decir 14 millones de millones de GB.
Eso sí... es muy conveniente que esa información sea de sólo lectura ...