sábado, 30 de septiembre de 2006
Desde que no sé dónde estás
martes, 26 de septiembre de 2006
Ante la adversidad
(De mi antiguo blog)
miércoles, 20 de septiembre de 2006
Equipaje ligero
Un buen día, llegué al mar. Y me embarqué. Durante varios días y noches, vagué a la deriva entre las olas, allá donde el agua es el enemigo, pero el único que no te abandona en todo el viaje. Y tú estabas allí.
Toqué tierra, y seguí andando hasta que ví que mis pies se hundían en la arena clara y seca. Estaba en el desierto. Allá donde el sol siega la vida, y siembra el silencio. Y tú estabas allí.
Me perdí entre las dunas, y cuando me volví a encontrar, estaba en una enorme llanura, poblada de arbustos hasta el horizonte. La vida dormía, protegiéndose del calor de la mañana. Estaba en la sabana, allá donde la muerte es la única garantía para la vida. Y tú estabas allí.
Sobreviví, y seguí sobreviviendo hasta que bajé la guardia, pero pronto me puse de nuevo; estaba en el lugar más verde que te puedas imaginar. Allá donde las voces no callan ni de día ni de noche. Te sobrevuelan, te rodean, pasan por debajo de tí... Hoy devoras y mañana eres devorado. La selva. Y en todo aquel escándalo... tú estabas allí.
Salí de ella, magullado pero entero, y con fuerzas para seguir andando.
Y un buen día, llegué al mar. Pensé, que ya que había llegado hasta allí, daría un paso más, y seguiría adelante. De nuevo, me rodeé de agua y desafié a Neptuno. Él me lanzó tormentas, rayos y olas, pero no me venció. Finalmente me detuvo con enormes barreras de hielo. Me sometió poco a poco, y al final, ya no había más que hielo. Estaba en el polo, allá donde hasta el tiempo se congela, y no pasan ni los días ni las noches. Y tú, estabas allí.
En aquellos caminos muertos, vi hielo de todas las clases; piedras, montañas, liso, rugoso, polvoriento, rocoso, frío, ... más frío todavía.
Y un buen día, llegué al mar. Esta vez no estaba en mis manos elegir, tuve que dar el salto.
Y cuando caí, caí sobre unas montañas muy altas. Seguí en ellas hasta que pasó bastante tiempo, y se acumularon bajo mis pies bastantes kilómetros. Sólo me perturbó una brisa que se convirtió en viento, y luego en tormenta. En la tierra de los huracanes, aprendí a volar... Y tú estabas allí.
Recuperé la conciencia y noté movimiento. Me ví de nuevo en un barco, pero esta vez navegando río abajo, dejándome llevar por la corriente. Aquel viaje, todo un descanso, duró varios días. Y al final, llegué al mar ...
Estuve en muchos lugares más; junglas, salares, volcanes, glaciares, fiordos, cabos, islas, lagos ... Y tú siempre estabas allá donde iba.
¿Mi equipaje? Perdí muchas veces el que llevaba en la mano; pero el que llevaba en la cabeza, siempre estaba allá donde iba.
domingo, 17 de septiembre de 2006
A todos nos pasa alguna vez
martes, 12 de septiembre de 2006
Eres capaz de lo mejor, pero siempre encuentras una forma de usarlo para hacer lo peor. En tí está la bondad, pero aún no le has encontrado un uso.
martes, 5 de septiembre de 2006
Los seis pasos para conocer a Emil
A menudo habreis oido decir eso de que "el mundo es un pañuelo". Pues bien, lo es. Y lo es porque, en potencia yo conozco a todos vuestros conocidos, y todos vuestros conocidos me conocen a mí. A la vez, vosotros conoceis a todos mis conocidos, y todos mis conocidos os conocen a vosotros. Todos estamos a un paso de conocernos. Ese paso intermedio entre yo y vuestros conocidos, sois vosotros, y yo soy el paso entre vosotros y los míos.
Además, cada uno de nuestros conocidos tendrá un conjunto de conocidos, y para llegar a alguien que esté dentro de ese conjunto, habría que dar dos pasos. Sucesivamente, en cada paso, la cantidad de personas que podemos concer crece de modo exponencial.
Pues bien, existe una teoría, llamada la "Teoría de los seis grados de separación", que sostiene que entre dos personas del mundo existe como máximo una cadena de 4 intermediarios. Esto es, tú conoces a alguien, que conoce a alguien, que conoce a alguien, que conoce a alguien que conoce a cualquier persona del mundo que te imagines; famoso o no, importante o no, de cualquier lugar del mundo.
Se ha intentado probar esta teoría, y entre los muchos experimentos (hay que decirlo, muchos de ellos fallidos, aunque los resultados no dejan indiferente) sorprende uno que consistía en dar un paquete a un individuo. Este paquete tenía un destinatario en un país determinado del mundo. Se le pedía al sujeto que enviara el paquete a alguien que conociera y que pensara que podría tener algún tipo de contacto con el destinatario. Resultado: la media de pasos (incluyendo origen y destinatario) que siguieron los paquetes que llegaron fueron 6.
Un juego derivado de esta teoría es el llamado "Los seis grados de Kevin Bacon". Consiste en tomar un actor cualquiera de la historia del cine, y relacionarlo con Kevin Bacon. Para ello se define su "Número Bacon". Por ejemplo, el Chiquito de la Calzada actuó en "Franky Banderas" con Simon Andreu, que actuó en "Bridget Jones: Sobreviviré" con Colin Firth, que actuó con Kevin Bacon en "Where the Truth Lies". Por lo tanto, el número Bacon del Chiquito de la Calzada es 3. Es muy raro encontrar actores cuyo número Bacon sea mayor que 5. El número Bacon medio (entre casi un millón de actores) es de 3.
Este comportamiento, también llamado "Fenómeno del mundo pequeño", aparte de anecdótico, explica muchos fenómenos (transmisión de enfermedades) y puede ser útil (por ejemplo, en el estudio de redes de telecomunicación).
Por supuesto, esto es sólo una teoría. Hay muchos argumentos en contra (quizás más que a favor), pero no deja de ser una visión seductora de nuestro pequeño mundo.
Resumiendo, existen seis pasos (cuatro intermediarios) entre cualquier par de personas en el mundo. Visto desde otro punto de vista, sólo hacen falta seis pasos para conocer a Emil. ¿A qué Emil? A cualquier Emil.
Links:
Para conocer los números de Bacon del actor que querais: http://oracleofbacon.org/
Los seis grados de la Wikipedia: Indica los grados de separación entre dos artículos de la wikipedia: http://tools.wikimedia.de/sixdeg/index.jsp
Una historia real
Aunque esta parezca otra de mis (demasiado) numerosas historias inventadas que tienen como escenario el tren, no lo es. Sí, se desarrolla en el tren, pero esta vez es real. Es la historia de una carcajada.
El tren de las 10 paró en Plaza Mayor, y allí subieron varias personas. Destacadas, un grupo de chicas que, por qué no decirlo, llevaban su puntillo... Hablaban y reían. Y entre esas chicas que destacaban, había una que destacaba aún más. Su risa era la que más se oía. Era una risa aguda y muy "potente". Al principio era bastante molesto, y no paraba. Yo me puse los cascos, para evitar aquella taladrante carcajada. Pero "Losing my Religion" de REM se demostró incapaz de imponerse al volumen de aquella impresionante garganta. Poco a poco, todo el vagón empezó a mirar en la dirección del jaleo, con cara de disgusto o hasta asco. Pero ella seguía. En frente de mí había una señora, que empezó a sonreír. Yo le devolví una sonrisa cómplice, a lo que ella empezó a reirse discretamente. Otro hombre que estaba sentado en la fila de tres asientos, al verla, comenzó también a reirse, y me contagió la risa a mí. En pocos segundos las personas de los asientos cercanos también estaban afectadas. La ola llegó hasta la chica que lo había empezado todo, lo cual, a su vez, le hizo más gracia, con lo que la risa ruidosa pasó a ser una risa que no sabría cómo describir. ¿Explosiva? ¿Histérico-maniática? Eso destrozó las defensas de la gente que aún no había cedido a la risa. Cuando llegamos a Torremolinos, hasta el maquinista se asomó, con cara de sorpresa, pero no tardó en formar parte de la particular fiesta. En la siguiente parada, el grupito se bajó, y nuevamente todas las miradas fueron para ellas. Finalmente volvió a reinar la calma, y cada uno volvió a lo suyo. "Losing my Religion" había dejado de sonar hacía ya un buen rato, pero no me había dado cuenta.
Y es que a veces pasan cosas extrañas. Y no siempre tienen por qué ser negativas, puede tratarse de un montón de gente que no se conoce de nada, sumergida en una carcajada espontánea y multitudinaria por algo que nadie sabe bien de qué se trata.