miércoles, 21 de noviembre de 2007

Dinero

Yo quiero dinero, mucho dinero. Tanto como pueda conseguir y aún querré más. Y no lo quiero por codicia, no quiero dinero para guardarlo y mirarlo, sino para gastar, gastar y gastar. Y seguir gastando.
Y aún cuanto más tenga, más querré. ¿Por qué lo sé? Porque veo que los que más tienen más quieren. ¿Por qué? Porque cuanto más ganan, mejor saben lo que el dinero les puede dar, y por eso quieren más. Por eso, yo quiero tener mucho dinero.
Derrochar, gastar, vivir, la fiesta, el lujo, la comodidad y luego seguir derrochando. El dinero no es droga, sino la metadona de los que persiguen el poder, la fama, la importancia. No hay fanatismo, locura, sed de poder, y tantos otros males, que el dinero no pueda paliar. Quemando billetes se apagan los mayores incendios.
No nos engañemos, el dinero sí da la felicidad. Podrán haber otros caminos a la misma felicidad, pero el dinero es uno de ellos, derrochado en la medida necesaria. Porque todo tiene un precio, y si me puedo permitir ese precio, entonces tendré todo lo que quiera, y podré ser feliz.
Y quien tiene y no es feliz, es porque no sabe aprovecharlo.


Y me lo debería dar a mí.

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