domingo, 17 de septiembre de 2006

A todos nos pasa alguna vez

Iba hacia la estación del tren, cuando escuché una explosión frente a mí. Miré en la dirección de la que venía, y vi a alguien desplomarse a unos veinte metros de mí. Varias personas corrieron a socorrerle, pero todos se retiraron cuando el primero que llegó gritó "Le ha reventado la cabeza". Entonces todos seguimos nuestros caminos, en parte horrorizados por el espectáculo al que acabábamos de asistir, en parte indiferentes porque sabíamos que estas cosas son normales. Simplemente suceden. Bajé las escaleras, recorrí el pasillo, compré el billete, pasé por el torniquete y me senté a esperar el tren.
¡Te recordaremos, seas quien seas! Sobre todo cuando nos reviente la cabeza a nosotros, pues sabemos que al final la nuestra sucumbirá, como la de aquel hombre cuya cabeza dijo "HASTA AQUÍ HEMOS LLEGADO" en plena calle.

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