viernes, 27 de enero de 2006

Incomunicación

Te vi por la calle, y tu te alejabas de mí sin haberme visto aún. Te llamé, pero no me oíste, así que decidí llegar hasta tí. Te seguí, y tú seguías sin verme, y sin escucharme cuando te llamaba. Te seguí siguiendo, pero tu cada vez andabas más deprisa. Te seguí llamando, pero el ruido de los coches y el ruido de tu indiferencia ahogaron mi voz. Cuando por fin te alcancé, giraste de repente y no pude pararte. Y tú seguías sin mirar atrás. Volviste a alejarte, y yo a seguirte. Un semáforo se puso en rojo, y los coches comenzaron a pasar. Por un momento tuve la esperanza de que te alcanzaría, pero te arrojaste a la calzada y continuaste tu camino. Y yo tuve que pararme ante el tráfico que te tragó. Todo seguía normal. Y cuando el semáforo se abrió, y llegué a la otra orilla, me senté en un banco a pensar. Sólo me preguntaba si el fantasma eras tú o era yo.

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