martes, 17 de febrero de 2009

Una onda

Cada día, se supone que tomamos 2 litros de agua. Para evitar desagradables explosiones espontáneas, esa misma cantidad debe ser expulsada. Pero el agua que se toma y la que se expulsa, no es exactamente la misma. Una parte de ese agua pasa a formar parte del cuerpo, y la desechada viene de la que había antes de beber esos dos litros. Hay un transvase entre moléculas de agua que entran y moléculas que salen tras haber permanecido cierto tiempo.
Por otro lado, el 70 % del cuerpo humano es agua; por lo tanto, el 70% está sujeto a una renovación material. Día a día, perdemos parte de nuestro cuerpo, y lo recuperamos. Físicamente, el agua de nuestro cuerpo fluye; es una parte del ciclo del agua. La lluvia que cae del cielo, muy posiblemente contendrá moléculas que alguna vez han formado parte de otros seres humanos.
Pero ¿y el otro 30%?. Calcio, proteínas, vitaminas, oxígeno ... son todos materiales que consumimos con los alimentos; y, obviamente, por algún lugar deben expulsarse para mantener el equilibrio constitucional. Los seres vivos no somos como un coche, simples consumidores de materiales combustibles. Al alimentarnos, además, tomamos materiales de construcción que renuevan nuestros cuerpos. Tal es así, que al cabo de un año, el 98% de los átomos que nos constituían han sido sustituidos. En otras palabras, físicamente, sólo el 2% del cuerpo tiene más de un año. Al cabo de 10 años, prácticamente todos los átomos y moléculas han sido sustituidos.
Así que, físicamente, ninguno de nosotros hemos estado en la mayoría de las escenas que guardamos en nuestra memoria. Y sin embargo, aunque el soporte físico ya no existe, esos recuerdos están ahí.
Sí, somos una colección de átomos y moléculas. Pero hay un orden de nivel superior, que se mantiene sobre el flujo de partículas que nos forma físicamente. Somos seres inmateriales con la ilusión de ser estáticos, montados sobre una entidad material dinámica. El cuerpo es, simplemente una ilusión de algo sólido. En realidad es una aglomeración de materia prestada, que al día intercambia unos dos kilos de materia con el resto del mundo (parte de tu nariz estará la semana que viene en Katmandú).
El cuerpo es, más que una entidad física, una circunstancia de la materia; como las ondas que se forman al agitar una cuerda, son una circunstancia de la cuerda. La cuerda no se mueve en zig-zag; sino de arriba a abajo, resultando una figura ondulada. Además, esas ondas, parecen avanzar en la dirección de la cuerda; cuando en realidad no hay ningún movimiento de la cuerda en esa dirección. Esto se observa centrando la atención en un punto concreto de la cuerda.
Nosotros somos la onda; una circunstancia que parece tener un movimiento propio (la organización corporal, la conciencia .... ) sobre un soporte físico que tiene un movimiento que, inspeccionado de cerca, no parece guardar ninguna relación.

2 comentarios:

Elios dijo...

Curiosa reflexión tocayo!
Un río es un río, pero el agua que lo compone jamás es la misma. Yo soy yo, pero cada día dejo una parte de mí en el wc y me fusiono con el filete de carne pestoso que me sirven en teleco. Se puede decir que... fluyo!


Yo también tengo un blog! pero lo tengo un poco abandonado, porque se supone que debería tener música. Lo que pasa es que el servidor murió hace ya mucho y no me he preocupado de moverla...

E dijo...

Jeje, me quedo con la comparación con el río ... Pero no mencionaré El Lugar Sin Nombre ni la comida que se sirve ahí :X xDD
Yo lo he dicho, en Teatrinos hay para comer cada dia en un sitio durante un curso entero