martes, 6 de mayo de 2008

Cinco minutos

Cinco minutos, eso es todo lo que tienes. No hay vida más allá de este texto. Cinco minutos es lo que tardas en leerlo y pensar en lo que lees. Y esto pasa una, y otra, y otra vez. Un bucle en el tiempo, que no tiene salida, y de una iteración a la siguiente, no hay ninguna pista que te recuerde que ya has pasado por aquí. Tus recuerdos son falsos, son contenidos de una mente recién creada. No ha habido ningún camino desde el momento en que naciste hasta el punto en que empezaste a leer este texto. En ningún momento encendiste tu ordenador, y jamás tecleaste la dirección o hiciste clic en ningún enlace. No hay más texto en este blog, no hay más páginas en Internet; no hay Internet. Detrás de la ventana de tu habitación no hay un mundo exterior, incluso puede ser que estés rodeado por una burbuja de existencia, una superficie pintada que está justo donde tus manos no llegan. Tampoco hay ningún futuro. Inevitablemente, pasados cinco minutos, te olvidarás de esto, y sin llegar a darte cuenta, desaparecerás de la existencia. Si existiera un después, ese después sería el momento en que empezaste a leer este texto. Lo has leído toda la eternidad, y lo seguirás haciendo el resto de la eternidad. Cinco minutos de vida, en infinitas vidas.

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