lunes, 24 de marzo de 2008

Un sueño hecho realidad

Y ahí estaba. El producto de años y años de lucha, una lucha que había consumido mi vida y absorbido mi tiempo. Ahí, por fin cumplido, por fin alcanzado. Un sueño hecho realidad.
No más sufrimiento, no más duda ni incertidumbre. No más correr intentando alcanzar el horizonte, porque había alcanzado la meta. Más allá.... un sueño hecho realidad.
El final del trayecto, me tenía que bajar del autobús porque ya había llegado. Ya no tenía que mirar el panel y ver si la siguiente parada era la mía o no. Ya no habrían noches sin dormir pensando cuándo podría dormir tranquilo, ni amaneceres apresurados, en los que levantarse y correr. Un sueño hecho realidad.
Un trabajo terminado. Un amor alcanzado. Un juego ganado. Una adversidad superada. Una amenaza desaparecida. Un sueño hecho realidad.
No más trabajo, no más planificación... ¡ningún objetivo! ¡ningún fin! Oh Dios mío... una pesadilla hecha realidad.
Me desperté sudoroso. Me posicioné en el espacio (mi habitación, mi cama) y en el tiempo (mi juventud, mi lucha). Nada estaba logrado, nada había terminado. Esa era la realidad.... una realidad que daba sueño.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Realmente, una de las mayores amenazas para una persona es que se cumplan todos sus sueños.

Por eso sería bueno que uno de nuestros sueños, fuera seguir teniendo sueños para siempre.

Anónimo dijo...

Cierto, querido Emil, pero justo el alcance de un sueño, supone el inicio de otro nuevo. De ahí la inconformidad del género humano; nunca terminamos de ser felices, siempre hay un algo mejor, un algo que alcanzar... y esos sueños cumplidos pierden su valor justo en el momento en el que se alcanzan, pero el ciclo vuelve a repetirse, y aparecen nuevos sueños...