jueves, 21 de febrero de 2008

Todos los amaneceres y atardeceres del mundo

En alguna otra entrada he sugerido esta idea, así que estoy siendo repetitivo.
Pero vamos a imaginar, seriamente, por encima de nuestras creencias personales y preocupaciones cotidianas, que esto sucediera de verdad.
Supongamos que un día aparecen alienígenas y se presentan ante nosotros como viajeros del espacio, haciendo una parada en nuestro pequeño y olvidado planeta. El día que lo hagan, eso sí, nos enteraremos todos. No será de otra manera.
Bien, seguramente una especie capaz de viajar desde los confines del espacio y del tiempo, estará ansioso por saber cómo nos ha ido a los seres humanos, sus homólogos terráqueos, durante el último par de millones de años.
¿Tendremos que contarles que buscamos diferencias entre nosotros y que luego nos separamos por ellas? Por el color de la piel, por el sexo o por la creencia en dioses que en cierto modo formaban parte de nuestra naturaleza. Nos llegamos a creer la cúspide de la creación, a pensar que la Naturaleza se moldeó para cubrir nuestras necesidades (cuando la verdad quizás se ala contraria, que nosotros fuimos amoldados para encajar en la Naturaleza; esa es la maquinaria de la evolución, después de todo), y pensamos que era una fuente inagotable de recursos que nos pertenecían. Dimos forma a nuestro mundo y lo dividimos en parcelas con líneas imaginarias. Aprendimos formas a veces ingeniosas, pero siempre terribles, de destruir a otros seres humanos. Creamos mentiras, manipulamos la Historia, hicimos de los constructores tiranos, y de los tiranos reyes. Quemamos a los sabios, y alimentamos a los charlatanes. Llegamos a tener la capacidad de destruir en un instante, todo lo que la Humanidad forjó en su Historia.

Los seres humanos somos una especie joven, apenas un par de millones de años desde que bajamos de los árboles, en un mundo en el que la vida llevaba miles de millones de años evolucionando; seleccionando a los mejores y dejando de lado a los menos aptos.
Nosotros, por otro lado, tenemos también un registro de grandes logros. Aprendimos a amar y a respetar. Conseguimos organizar a una Sociedad enorme y compleja, formada por cada uno de nosotros. Si bien dividimos nuestro mundo, también logramos poder llegar a cualquier punto en segundos, o tener toda la información sobre ese punto sin movernos de nuestro asiento. Creamos algo que no tiene objetivo, pero es indispensable para que seamos algo más que sacos de células pensantes: el arte. Logramos ver, en una sola imagen, todos los amaneceres y todos los atardeceres del mundo. Nosotros, los Humanos, tenemos mucho de lo que presumir. Sólo debemos tomar conciencia de lo que somos capaces de hacer como individuos y como especie. Entonces, podremos responder a la pregunta, que en los últimos dos millones de años, nos ha ido "bien"

5 comentarios:

Israelem dijo...

Buena entrada, como siempre termina dominando tu optimismo en la Humanidad.

E dijo...

Gracias! Me faltaba añadir una imagen que no encuentro en ningún sitio y que vi hace poco, y que muestra literalmente todos los amaneceres y atardeceres del mundo a la vez (eso inspiró esta entrada :P). Es una foto de la cara oscura de la tierra, rodeada por el anillo rojo de la luz del Sol atravesando la atmósfera. Todo se reduce al final a la ciencia. Y la ciencia es uno de nuestros mayores logros, la ciencia en sí.

Israelem dijo...

No seas reduccionista, todo buen científico debe de conocer los límites de la ciencia, si no, se nos puede volver en contra. Un saludo.

E dijo...

hombre, la ciencia tiene sus límites, pero desde luego son mucho más amplios que el de cualquier otra "cosa" que hayamos inventado. Decía alguien que la única verdad sagrada para la ciencia es que no existen verdades sagradas (quizás la traducción que he hecho es un poco mala :P)

Israelem dijo...

Eso es cierto, sus límites son amplios.