Hay cosas que suceden y duran un tiempo o dos. Luego su momento pasa, se desvanecen y desaparecen de la vista. Aparentemente son recuerdos, nítidos al principio, retales de historias entre la realidad y el sueño más tarde.
Y a veces cuando ya lo único que quedan son palabras que simplemente relatan lo que hay de forma aséptica, de repente todo vuelve a la realidad. Emergen los recuerdos y la amalgama de recuerdos y mitos se mezcla con la realidad del presente.
Es como cuando en la historia las cosas se repiten cíclica y estúpidamente. Una y otra vez cometemos los mismos errores (al menos cada cuatro años). O como cuando minimizamos una página web para hacer cualquier otra cosa, y horas después cuando vamos a apagar, la volvemos a ver y continuar navegando. O como cuando se repiten las modas. O como cuando te das cuenta que me estoy repitiendo con el "O como cuando".
Se puede y se debe tomar ideas y lecciones del pasado, eso sí, eso siempre. Pero es un grave error intentar recuperar una historia que se acabó (o se dejó en el tintero), porque todas las demás variables han cambiado. Volver al pasado es enfermizo y volver obsesivamente, una enfermedad.
El tiempo no guarda oportunidades, guarda experiencia. El tiempo no guarda el presente, guarda historias. El tiempo no guarda a las personas, guarda sus obras.
(Supongo que se nota que no tenía ni idea de cómo acabar el texto, y la verdad es que me he cargado el primer párrafo que resume la razón de ser de este texto :D )
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